Bullshit jobs VS Bad jobs.

Hoy os traemos una crítica sobre el trabajo y la relación entre su utilidad y su retribución económica.

Por defecto, creemos que un mal trabajo será automáticamente uno bullshitero.

Por ejemplo: un barrendero, un camarero, un mozo de almacén… tienen un puesto de esos con los que no soñamos cuando somos pequeños, porque trabajan muchas horas, es posible que tengan que aguantar a gente insoportable y además les pagan muy poco por ello. 

Nos hemos acostumbrado a calibrar la calidad / prestigio en nuestra situación laboral en función del sueldo que nos pagan; sin detenernos a pensar si la utilidad de lo que hace un cajero de supermercado es mayor o menor que lo que hacemos nosotros. El pensamiento de mercado ha difuminado el pensamiento de utilidad y bien social. 

Actualmente el trabajo es un medio para obtener estatus, no necesariamente para contribuir socialmente; véanse la multitud de títulos rimbombantes, rebuscados y anglosajones que florecen en LinkedIn. 

Algo de lo que nosotros mismos y muchos otros, participamos.

Dejando atrás más preámbulos, la diferencia entre mal trabajo vs trabajo bullshit según el antropólogo estadounidense David Graeber es:

Mal trabajo: son normalmente invisibles, que damos por sentado y que además, están o mal retribuidos o no todo lo bien que deberían estar. Suelen tener un impacto directo e inmediato en la sociedad. 

Tanto es así, que por ejemplo, bastaría erradicar a todos los transportistas / enfermeras / profesores… del mundo un par de días, y nos sumiríamos en el más absoluto de los caos. 

Trabajo bullshitero: suele tener un impacto mucho más indirecto y reducido en el tejido social. Tienen un componente burocrático, procesual (millones de reuniones…) y administrativo alto, y de media están mucho mejor retribuidos que los primeros.

Seguro que si desaparecieran todos los coaches / futbolistas / chiefs executive whatever / crypto traders… por unos días; los efectos no serían tan devastadores como en el primer ejemplo. Recordemos que Uber operó sin CTO, CCO, CMO, ABC, XYZ… por un tiempo ¿y qué pasó? Nada. 

¿Y si se hubieran evaporado todos los “Senior Cleaning Lead”, perdón, limpiadores de sus oficinas durante días? El caos señores.

Llegados a este punto, y a modo de experimento al más puro estilo globo sonda, lanzamos hace unas semanas en LinkedIn la misma exacta pregunta que David Graeber hizo hace ya años.

¿Crees que tu trabajo aporta algo significativo al mundo?

-> 34% sí

-> 36% no

-> 22% fifty fifty

(Respuestas: 306. 

Disciplinas: diseño estratégico, investigación, marketing y comunicación, finanzas )

Si bien estos resultados no son indicativo fehaciente de nada dada la naturaleza amplia de la pregunta, y el entorno de la encuesta (LinkedIn, lugar donde todo el mundo busca brillar); el % de pesos en las respuestas fue muy parecido al que tuvo Graeber en su momento.

No obstante, es curioso observar que 2 personas que se decidan a exactamente lo mismo, tienen respuestas opuestas. Hablamos de perfiles de todas las “seniorities” de la cadena, en los que no importa el nivel de responsabilidad, su aproximación crítica a lo que hacen es muy distinta.

¿Y vosotros qué pensáis?

¿Creéis que la utilidad de un trabajo depende de cómo lo considere el trabajador? ¿O que dicho valor lo marca su aporte directo a la sociedad?

Stigia. Going Beyond.

Libro base: “Bullshit jobs” - David Graeber.

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