Mucha Experience y Poco Customer III. Enterprise Entertainment.
En el texto de hoy trataremos la mala praxis dentro de las metodologías colaborativas; y el cómo dichas dinámicas se han aplicado con expectativas erróneas, bajo la promesa de ofrecer una ruta directa al corazón de las necesidades del usuario.
¡Arranquemos!
Dentro del sector del diseño y demás disciplinas adyacentes, quién más o quién menos, ha asistido, preparado o “facilitado” (nos encanta esta última), toda suerte de talleres con cliente (stakeholders concretamente).
Sesiones con nombres anglosajones imponentes, que eso siempre da más caché; anunciando las últimas y más elaboradas metodologías. Por ejemplo: Lego Serious Play, Role Play… y mucho play en general. ¿Tal vez debiéramos titular este texto como “Mucho Play y Pocos Resultados”?
Y ya ni hablemos de los “Ice-breakers” o en cristiano, formas de perder el miedo a expresarse aunque tu jef@ esté delante. Técnicas que incluyen (hablamos desde la participación en varias); desde pasarse una pelota para arrancarse a hablar, hasta tratar de dibujar nuestro autorretrato, con la posterior exposición al ridículo de todos. De todos menos del facilitador, que cual profesor de gimnasia de instituto que manda correr pero no corre, se queda “facilitando” el bochorno ante las habilidades pictóricas de los presentes.
Sin embargo, de entre todas estas metodologías, hay una que se ha hecho mundialmente famosa, llegando a usarse en demasía y esa es el archiconocido “Design Thinking”.
Por supuesto, no hay nada de malo en usar mucho un procedimiento así, si este se emplea bien y se le aplica cierto sentido crítico. No obstante, muchas veces nos quedamos viendo el árbol y perdemos de vista el bosque. Dando por hecho que dichas dinámicas son herramientas milagrosas para encontrar soluciones, solo por el hecho de cómo están ensambladas, o de quién las ha creado.
No olvidemos que toda metodología, y más si es colaborativa, tiene su sesgo y su límite: expectativas irreales, aplicaciones superficiales, sesgos de confirmación, de prototipo, enamoramiento de las ideas… Andemos con ojo y analicemos el entorno macro sobre el que nos movemos.
Otras dos cosas que suelen suceder con este tipo de procesos mal aplicados son:
Relleno. Dícese del taller / dinámica… metida a calzador en el scope del trabajo para dar más sensación al cliente de lo guay que se es y de lo implicados que están ambos equipos, además de para justificar un presupuesto abultado. Normalmente con poca intención de usar el resultado de la dinámica, para nada más que entretener y sumar horas.
Arbitraje. Dícese del taller / dinámica en la que se delega todo el peso de la ideación al cliente. Al contrario que la anterior, aquí se le hace caso a rajatabla, dejando al consultor / equipo de diseño como mero moderador.
¿Y qué hacemos?
Comencemos por asimilar que el cliente NO siempre tiene la razón (aquí los de márketing con tic en el ojo). Que lo que nos digan, bien sea mediante talleres, entrevistas, o haciendo el pino… debe ser siempre sujeto a reflexión y análisis posterior.
No evitemos que la gente se reúna y discuta; sino que enfoquemos las cosas en torno a reuniones de trabajo, dejando de lado el empoderamiento por medio de herramientas pseudo creativas. Reforzando la colaboración, el apoyo mutuo interdisciplinar y la búsqueda de soluciones realistas y pragmáticas.
Las metodologías colaborativas, talleres o como les llamemos debieran ser entendidas como herramientas para buscar información, sondear pensamientos, lógicas e ir más allá de un cuestionario o de una entrevista en profundidad.
Entendiendo que están enclavadas en procesos más amplios, enfocados a la búsqueda de soluciones tangibles.
Ser capaces de aplicarlas solo cuando es necesario, teniendo en cuenta que nos movemos en un ámbito empresarial ya cansado de reunirse y hacer talleres; marcando objetivos realistas y flexibles; sin entronizarlas y siempre como un método más en el cajón.
Por último preguntémonos,
¿Es este método de creatividad colectiva realmente el antídoto contra la desconexión empresa-usuario, o estamos simplemente maquillando reuniones de trabajo con una capa de enterprise entertainment?
Stigia Studio. Going beyond.