La importancia de la zona de confort.

Q

uién más o quién menos, sobre todo dentro del mundo profesional, se ha topado con la lapidaria frase de “sal de tu zona de confort”. Locución digna de taza de desayuno o de MBA a tope de power, ¿no me diréis que no?

Aquí resuena la reflexión de ¿por qué tanto empeño por sacarnos de la zona en la que nos sentimos cómodos y seguros? ¿Rendiríamos más si afrontásemos la vida como si estuviésemos en medio de un tanque de tiburones?… Uff ¿qué agobio y qué cansancio verdad?

En esta humilde y sociológica opinión, nada mejor que el hogar dulce hogar de la existencia, es decir, el de la rutina, para crear, innovar y desarrollar las capacidades desde un ambiente tranquilo, sereno y controlado.

En esta humilde y sociológica opinión, nada mejor que el hogar dulce hogar de la existencia, es decir, el de la rutina, para crear, innovar y desarrollar las capacidades desde un ambiente tranquilo, sereno y controlado.

Las rutinas dan estructura a nuestra vida, gestionan y reparten nuestro tiempo en una época histórica en la que cada vez más queremos compartimentar y organizar el tiempo al detalle.

¿Quién no tiene que reservar hasta en la peluquería o en el restaurante de turno por fuerza para acceder a X servicio o recibir X producto? Nuestro ocio, vida personal y nuestro deber está cada vez más pautado.

Y diréis, pero esto de organizar el tiempo y reservarlo es más de grandes ciudades, de “malasañeros” digitales y modernos. Pues no, incluso en las zonas rurales, las rutinas dan forma a la vida diaria; vale que no se pasarán por el restaurante de moda, pero el patrón de acciones diario es semejante.

Ahora bien, ¿por qué es importante la zona de confort? Lo es por ser una clave esencial para la creación y desarrollo de nuevos productos y servicios. Los productos eficientes y útiles se esfuerzan por penetrar dentro de la rutina de las personas, esquema vital y de significación en el que pasamos la mayor parte de nuestra vida; ya que ni todos los meses son agosto, ni nos vamos a Vietnam o a la Antártida cada semana ¿verdad?

La adaptación a las rutinas existentes y el entendimiento del impacto de los productos y servicios en ellas es esencial para que éstos sean aceptados.

Por supuesto hay lugar para la innovación; si bien la evolución o creación de nuevas rutinas es un desafío, puesto que las personas tienden a pegarse a lo que saben familiar; y más a mayor edad. Por ello es importante comprender las rutinas, necesidades y patrones de consumo subyacentes de las personas, que conformar la dinámica social para generar nuevas.

En conclusión, es fundamental conocer las rutinas como parte de los cimientos de la sociedad y unirlas al desarrollo de producto; diseñando soluciones efectivas y significativas para la dinámica social.

Y ahora que estamos en septiembre y con los niños ya en el cole ;)

… ¡Feliz vuelta a la rutina!

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